Lorena Busto Parada: Diplomada por la Universidad de Oviedo. Graduada por la Universidad de León. Enfermera Especialista en Enfermería Pediátrica. Doctora en Ciencias de la Salud (Universidad de Oviedo). Actualmente, ejerce como enfermera en el Servicio de Neonatología del Hospital Universitario San Agustín - Avilés (SESPA)


-Este año el día de la enfermería se regirá bajo el lema: “Nuestras enfermeras nuestro futuro” ¿Qué necesita la enfermería para abordar retos de salud global?

-No tengo claro que la pregunta sea "qué necesita la enfermería para abordar los retos de salud globales", sino más bien qué medidas se necesitan para abordar los actuales retos en salud a nivel global, a lo que yo respondería sin dudarlo: ENFERMERAS.

ENFERMERAS, con mayúsculas; es decir, con autonomía y con unas competencias definidas partiendo del marco teórico de la disciplina enfermera y no desde la estructura establecida a nivel administrativo de los sistemas sanitarios correspondientes. La inclusión o no de determinadas prestaciones dentro de la cartera de servicios no es óbice para determinar las funciones del profesional de enfermería.

En este sentido, la autonomía debe ser entendida como la capacidad de liderazgo, la participación normalizada en política, el emprendimiento laboral, el acceso a proyectos de investigación, la capacidad para trabajar de manera transversal y transdisciplinar en igualdad de condiciones como parte de un "equipo", lejos de la jerarquía que habitualmente ensombrece a los "grupos de trabajo" y el reconocimiento como agente de salud por la población fuera del ámbito sanitario habitual.

ENFERMERAS con mayúsculas porque el cuidado no es un ente estanco de características estables y permanentes que se pueda encapsular. El cuidado es dinámico, fluctúa al ritmo que marca la sociedad; es decir, bajo el influjo de la economía, la forma en que nos relacionamos, las dinámicas de los individuos, la tecnología, etc.

Asumir este rol es exigente e implica que la conceptualización del profesional se inicie desde el primer contacto con la disciplina enfermera. Sin olvidar la importancia de conocer las técnicas y los procedimientos propios de la profesión, incluso aquellos más específicos de determinados ámbitos, lo verdaderamente relevante es tomar conciencia de que debemos conocer cómo evaluar las necesidades de la población y encontrar la solución más adecuada a través del esfuerzo conjunto de las enfermeras asistenciales, gestoras, investigadoras y docentes… o, dicho de otra manera, el esfuerzo conjunto del equipo enfermero.

Para ello, es fundamental tomar conciencia de que existe una historia de la profesión que nos narra cómo los cuidados profesionales han sido fundamentales para el ser humano. Por tanto, no se trata de iniciar un proceso, se trata de situarlo en el lugar que le corresponde.

En el contexto social actual de los países desarrollados la fragmentación de las estructuras sociales habituales desde un punto de vista histórico (familia, comunidad, escuela…) demanda una adecuación de las políticas de conciliación familiar. Las pirámides demográficas precisan nuevas medidas de asistencia sociosanitaria. Los problemas de salud emergentes necesitan nuevos abordajes preventivos, terapéuticos y rehabilitadores, y todos estos aspectos en su conjunto demandan referentes profesionales para llevar a cabo cuidados relacionados con el adecuado desarrollo de la población infantojuvenil, una atención a las necesidades de la población geriátrica y la mejora de la calidad de vida en situaciones de discapacidad y/o dependencia.

Recientemente, hemos comprobado cómo nuestra realidad se puede tornar caótica de repente y generar una incertidumbre con un impacto temporal, económico y sobre los recursos disponibles sin precedentes. Este evento tuvo lugar casualmente el 'Año de la Enfermería', pero no fue casualidad que precisamente las enfermeras fueran el profesional más demandado tanto en lo asistencial como en gestión, investigación e incluso docencia, ¿Por qué ahora se niegan esas competencias? ¿Por qué se vuelve a limitar nuestra autonomía? ¿Por qué no se impulsa el reconocimiento de la profesión que demostró tener la capacidad de respuesta más adecuada en el menor tiempo posible? ¿Por qué se continúa cuestionando el rigor, la evidencia y la eficiencia de la disciplina enfermera?

-El Consejo Internacional de Enfermeras alerta de que: “la mayor amenaza para la salud global es la escasez de fuerza laboral” ¿Comparte esta afirmación?

-Estoy de acuerdo, pero con matices. No se trata de generar profesionales desde un punto de vista cuantitativo sino cualitativo; se trata de ser críticos con los sistemas de salud actuales y su "consumo" de recursos humanos en términos de eficiencia.


Los servicios de salud tradicionales se centran en la patología. Esto tiene sentido en cuanto al impacto real que ejercen sobre la calidad de vida de las personas y en el riesgo de propagación en el caso de enfermedades infecciosas, incluso en la necesidad de identificar factores de riesgo asociados para implementar estrategias preventivas. En este sentido, los cuidados precisos para llevar a cabo la curación y mejorar las condiciones de vida de los individuos han formado parte de estos servicios, no como una línea principal, pero han estado ahí. Conforme los métodos de cribado aseguran un diagnóstico precoz y las investigaciones mejoran los tratamientos, los cuidados se vuelven más complejos y precisan de una mayor destreza, tiempo y recursos humanos, lo que enlaza perfectamente con lo postulado por el CIE.

No obstante, debemos avanzar hacia un pensamiento más independiente, alejado del enfoque paternalista clásico de estos sistemas y dar respuesta a las demandas de cuidado de la población y a la necesidad de contar con expertos de referencia que transfieran a la sociedad estrategias de autocuidado. Esto es una inversión a largo plazo que pasa por una especialización de los profesionales actuales, una mayor autonomía y unos criterios competenciales en la docencia de los nuevos egresados que permita su movilización en caso necesario.

Por tanto, sí se necesitan más profesionales de enfermería para dar respuesta a la salud global, pero, sobre todo, se necesita ampliar sus competencias, su autonomía y su participación en las políticas de salud.

-Dentro de su área asistencial y de sus competencias laborales, en qué grado mediría la necesidad de las siguientes acciones. INVERTIR , PROTEGER, RESPETAR, VALORAR.

-Mi ámbito asistencial actual es pediatría en el contexto hospitalario.

INVERTIR: Sería una acción a diferentes niveles. Por un lado, si bien el acompañamiento de los menores durante el ingreso hospitalario es ya una realidad, se precisan infraestructuras que permitan la estancia de las familias durante todo el proceso. Esto contribuiría a la tan ansiada humanización de los cuidados, propiciando que las familias sean (y se sientan) partícipes del proceso, y no meros acompañantes. Por otro lado, sería necesario invertir en TIEMPO, para que los profesionales puedan atender a los pacientes de manera holística, y no solo focalizándose en la patología a tratar. Esta situación se podría trasladar a las consultas de atención primaria, donde sería aconsejable desprenderse de su estructura actual para dotarse de capacidades para evaluar a los menores a través de la observación activa.

PROTEGER: La asistencia sanitaria en el sentido amplio de la palabra para este grupo poblacional tan específico. Existe una marcada tendencia a evaluar tan sólo desde lo numérico, y olvidar que, precisamente por ser tan escasa la población pediátrica, exige de una mayor capacitación profesional para hacer frente a sus necesidades de salud. En este sentido, el desarrollo efectivo de la especialidad de enfermería pediátrica garantizaría un mejor servicio y una atención más competente a este grupo poblacional. Además, nos permitiría evaluar de manera eficiente los condicionantes que afectan y modifican las condiciones de salud de la población infanto-juvenil, como por ejemplo el actual incremento de patología en salud mental.

RESPETAR: La profesión enfermera en el contexto del cuidado del menor. En ocasiones, el trato amable hacia los pacientes nos sitúa en una posición compleja en la que la empatía puede ser entendida como una falta de competencia y rigor profesional. No estamos allí sólo para acompañar, sino para contribuir a la atención integral del menor en materia de salud desde el conocimiento que nos otorga una formación reglada.

VALORAR: El impacto de la enfermería en la atención sanitaria de este grupo poblacional. Por un lado, estos pacientes están inmersos en la comunidad (casa, colegio…), por lo que toda estrategia que se implemente en estos individuos va a tener un impacto en su entorno inmediato. Por otro, educar en salud, asegurar que sean capaces de asumir su autocuidado y que sepan, a su vez, cuidar de otros, es la mejor garantía para evitar la saturación del sistema de salud.